Las damas de honor, las mejores amigas de la novia, esas en quienes ha confiado para que estén a su lado compartiendo con ella el día más importante de su vida, tienen un papel muy destacado en el enlace.
Y ya no sólo por el vestuario, que también, sino por su posición dentro de la ceremonia.
Si la novia te ha elegido como dama de honor, enhorabuena, significas mucho para ella.
Pero, ¿cuál es realmente el papel de una dama de honor?
Si te asaltan las dudas y quieres estar a la altura, a continuación te explico punto por punto el papel de una dama de honor para que todo salga perfecto.
Las damas de honor son el grupo de mujeres, normalmente chicas jóvenes de la misma edad que la novia, que dentro del ritual que conlleva una boda, especialmente si se trata de una celebración religiosa, acompañan de cerca a la novia, ayudándola a vestirse y estando pendientes de otros muchos detalles que a la novia se le puedan escapar.
Aunque cuando pensamos en los acompañantes de la novia tenemos más en mente a los niños, los pajes y damitas que sujetan el velo para que no arrastre mientras sube las escaleras de la iglesia o avisan de la llegada de la novia precediéndola y tirando pétalos de flores a su paso, las damas de honor son cada vez más populares.
Eso no significa que en todas las bodas exista la figura de la dama de honor. De hecho en las bodas españolas no suele ser lo normal, y mucho menos en las ceremonias civiles, donde sólo están la madrina y el padrino, pero sí en otros países predominantemente católicos como Estados Unidos o en otros protestantes como Reino Unido, Alemania o Brasil.
Esa tendencia de que vistan con el mismo modelo de vestido o, al menos, el mismo color, viene amparada fundamentalmente en que se convierten en el séquito de la novia a la entrada a la ceremonia. Como buenas “escoltas” que son, para que se identifiquen claramente, deben llevar un uniforme. Su uniforme entonces es un vestido normalmente largo, discreto, elegante, sin muchos adornos y, esto es fundamental, en un color distinto al del vestido de la novia.
Si las damas de honor visten igual, todo el mundo las podrá identificar a la primera y comprenderá quiénes son y cuál es su papel, creando una imagen muy bonita encabezando la corte nupcial.
Pero por otro lado también es cierto que hay quienes prefieren que sus damas de honor vistan de forma distinta, de acuerdo con sus gustos y con su cuerpo, porque no a todas las mujeres les sienta igual de bien un mismo vestido ni puede que les guste un mismo color.
La elección del peinado y el calzado que lleven ese día será consensuado entre las damas de honor y la novia, pero, de nuevo, no será estrictamente necesario que se trate del mismo para todas.
Piensa en este detalle antes de escoger a tus damas de honor: ¿estarán cómodas con el vestido que quiero que lleven? ¿les hará ilusión ser damas de honor o se sentirán ridículas?.
No hay una cantidad precisa de damas de honor en una boda, pero sí hay un número medio que podrá ayudarte a decidirte: entre 2 y 6 damas de honor sería lo más apropiado.
Si en tu boda va a haber pocos invitados, decántate por 2 damas de honor, pero si los asistentes superan los 200, puedes permitirte alguna dama de honor más. Digamos que la proporción sería de 1 dama de honor por cada 30 invitados más o menos.
Tampoco es necesario que sean número par, pero si por ejemplo el novio también va a tener un grupo de amigos, los llamados “Best men”, que lo acompañen a la iglesia, guarden los anillos y se encarguen de la recepción del resto de invitados, entonces es mejor que el número de damas de honor sea el mismo.
Las damas de honor no necesariamente tienen que ser parientes; pueden ser amigas, familiares, compañeras de trabajo o cualquier otra mujer que represente algo importante para la novia, sin límite de edad y mucho menos de físico, es decir, no es un pase de modelos, así que cada una de ellas puede ser completamente distinta de la otra.
Aunque siempre tengamos esa imagen en la cabeza de las damas de honor con las cestas de pétalos delante de la novia, sus funciones son mucho más amplias.
Su papel comienza bastante antes del día de la boda: en la búsqueda del vestido de novia perfecto.
Las damas de honor son las que acompañarán a la futura novia a las tiendas de vestidos nupciales y la ayudarán a decidirse por uno de ellos, dándole consejos y opinando con sinceridad sobre cada una de las ideas de la novia.
También serán quienes estén a su lado apoyándola y dándole ánimos cuando alguna cosa se pueda torcer o esté agotada con tanta tensión. Son su paño de lágrimas y las fieles escuderas cuando la novia necesite desconectar.
Durante la ceremonia las damas de honor, que se situarán en la segunda fila, tras los padrinos y la familia directa de la novia, podrán ocuparse de llevar algunos objetos básicos que la novia pudiera necesitar a lo largo de la jornada: pañuelos por si la emoción puede con ella, maquillaje para pequeños retoques, algunos caramelos por si tiene un bajón de azúcar, agua para que no se le seque la boca con los nervios, y cualquier otro pequeño utensilio que crean conveniente.
La respuesta es no. Las damas de honor serán las encargadas de costearse su vestuario: vestido, zapatos y el resto de complementos que lleven.
En caso de que la novia sea muy específica con los trajes o quiera que os hagáis unos a medida y esto pueda disparar el gasto, es posible que se anime a pagar una parte del vestido o los materiales, las telas, con los que van a ser confeccionados.
Esto también puede ser un hándicap para elegir a las damas de honor: hay que tener en cuenta si su economía les va a permitir correr con los gastos o no de todo el estilismo.
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