Es bastante probable que no todas las personas sepan que es esto de la toma de dichos, ni siquiera muchos de los novios que van a contraer matrimonio en breve, aunque resulta bastante llamativo teniendo en cuenta que es una de las partes que tienen que cumplir previamente a la boda, siempre y cuando la ceremonia sea religiosa y por el rito cristiano.
Pues bien, es un requisito más dentro de los trámites que hay que realizar para que tengamos consentimiento por parte del sacerdote, y de la entidad eclesiástica en general, para convertirnos en cónyuges.
En este procedimiento los novios deben ir acompañados por dos personas de confianza, una por cada uno de los futuros contrayentes, pero es obligatorio que elijan una persona que no tenga lazos familiares con ninguno de los dos, pero que conozca bien a la pareja, por lo que la mejor opción sería pedírselo a un buen amigo.
El sacerdote les hará una serie de preguntas para confirmar y comprobar que la pareja va a casarse de manera voluntaria y, por tanto, por deseo propio, sin ninguna presión familiar o a causa de otras circunstancias que los lleven a ello que no sean el amor mutuo.
Es probable que a los novios también les hagan una pequeña entrevista individual, pero nada de lo que temer.
A simple vista puede parecer algo un tanto arcaico, pero continúa siendo fundamental llevarlo a cabo dentro de la liturgia establecida para la ceremonia de este tipo, siendo, además, el punto de partida de la apertura del expediente matrimonial.
Se trata entonces de llevar un testigo que reconozca por vivencias propias que la unión se hará libremente y conforme a las pautas que marca la iglesia y firme esto mismo por escrito.
No os equivoquéis y comencéis a cambiar vuestros planes buscando como locos otros testigos. Esto no significa en absoluto que en vuestra boda no podáis contar con ningún familiar como testigo o padrino/madrina en la ceremonia.
Los testigos de cada una de estas circunstancias no tienen por qué ser los mismos. De hecho, la restricción de no consanguinidad es sólo para la toma de dichos, algo que viene ya de antiguo porque se pensaba que, si el que se presentaba era un familiar, este podía tener intereses particulares en que se celebrase la boda pese a que los novios no estuvieran de acuerdo.
Así pues, para la ceremonia nupcial, los testigos pueden ser cualquier persona que los novios deseen, familiar, amigo, e incluso conocido con el que les une un compromiso.
Otra diferencia es el número de personas que se requieren para cada circunstancia: mientras que en la toma de dichos el número está limitado a una persona por contrayente, es decir, dos en total, los testigos en la boda pueden ser el doble, cuatro, e incluso más, pero eso ya depende de cada parroquia y de las restricciones que imponga el sacerdote oficiante, al que deberemos consultar previamente.
Realmente los testigos que van a tener un papel más decisivo son los que se acompañan en la toma de dichos, ya que los que firman en la ceremonia lo hacen de un modo más simbólico que otra cosa.
La toma de dichos se suele producir varios meses antes de la fecha del casamiento, cuando el cura os cite a los cuatro conjuntamente. Las personas que elijáis para este momento tendrán que ser mayores de edad e ir provistas de su documentación el día en cuestión y, como no, tener fe en el cristianismo, habiendo cumplido al menos hasta la eucaristía de la comunión.
Tampoco os asustéis demasiado con la entrevista ni pongáis más nerviosos a vuestros amigos. No es cuestión de comenzar varios días antes a ensayar haciendo que memoricen preguntas y respuestas como si fuese un examen.
El sacerdote únicamente desea comprobar que las dos personas que se van a tomar en matrimonio son pareja, que se aman y que no se casan por conveniencia, es decir, que no es ni por dinero ni por conseguir documentación.
La clase de preguntas es bastante general y no son nada complicadas como, por ejemplo: ¿cuánto tiempo hace que conoce a los novios?, ¿piensa que hay algún impedimento para que se casen? ¿alguno de ellos tiene algún secreto importante que no conoce el otro?
Normalmente esta reunión no suele pasar de los 10 minutos por cada testigo, que la tendrán por separado para que no haya ningún tipo de influencia entre ambos y sea totalmente confidencial.
Dejad que los testigos hablen por ellos mismos y que lo hagan de forma natural. Seguro que todo irá bien.
En principio no hay un precio establecido para este aspecto.
Al estar dentro de toda la liturgia que comprende desde el momento en el que vais a la iglesia a informaros y pedir fecha para la boda hasta el que bajáis del altar ya como marido y mujer, pasando por los cursillos prematrimoniales, este acto no debería tener ningún coste extraordinario.
A no ser que en la iglesia en la que habéis abierto el expediente matrimonial para celebrar la boda os digan lo contrario, el coste de la toma de dichos ya está incluido en el precio final al que hayáis llegado con vuestra parroquia.
De todos modos, es mejor consultarlo siempre por si hay algún pago con el que no contabais.
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