¡Enhorabuena! Si estás leyendo esto es porque seguramente vas a cumplir próximamente los 50 años, ¡medio siglo de casados!, y no se cumplen todos los días.
Es toda una vida juntos, donde seguro que ha habido momentos preciosos, muchas fechas y acontecimientos para el recuerdo, e incluso altibajos, porque las parejas estables se demuestran día a día, estando el uno al lado del otro, en buenas, malas y regulares situaciones, aguantando los chaparrones, superando las malas rachas y celebrando los éxitos conjuntamente.
Por eso mismo, lo suyo es celebrarlo por todo lo alto, renovando vuestros votos matrimoniales y haciendo partícipes a las personas más importantes de vuestra vida, que seguramente ni siquiera llegaron a vivir vuestra primera boda, como son los hijos y nietos.
Es una ocasión tan sumamente especial que no queremos que paséis nada por alto, y deseamos que lo viváis con la misma intensidad e ilusión con la que vivisteis vuestra unión cincuenta años atrás, ¡e incluso más!
Es habitual escuchar testimonios durante las bodas de oro en los que los protagonistas confiesan que las decisiones importantes de la boda no fueron tomadas por ellos mismos, sino por sus padres ya que eran los que solían desembolsar el dinero de los costes. Por otro lado, también hay matrimonios que no pudieron celebrar la boda que hubiesen imaginado porque la economía no era igual de boyante que ahora, incluso tampoco pudieron realizar un viaje de luna de miel o el destino por antonomasia se ceñía en exclusiva a Mallorca.
Sea el motivo que sea, ha llegado el momento de preparar vuestras bodas de oro como es merecido, pero ¿por dónde empezamos?
Como las bodas de oro son una fecha muy personal y familiar, lo normal es invitar a los parientes más cercanos, con los que tenemos una relación fluida. La situación es mucho más flexible que en una boda normal, así que ya no es necesario invitar a nadie por compromiso. Como además seguramente ya estaréis jubilados, tampoco hay jefes o compañeros de trabajo a la vista, así que podéis reducir el número de invitados drásticamente.
En cuanto a los amigos, no hay problema si queréis invitarlos, pero los más allegados y con los que quedáis normalmente para hacer actividades conjuntas. De todos modos, como es una celebración mucho más íntima, tampoco os deberían tener en cuenta que deseéis celebrarlo en la estricta intimidad familiar.
No es imprescindible entregar invitaciones o tarjetas de boda, pero puede ser un bonito detalle que conservar para el recuerdo.
Un poco de lo mismo que en el apartado anterior: al ser una celebración más familiar y sin un protocolo estricto, el lugar de celebración también lo será, pudiendo optar por hacerlo en un salón de banquetes, un restaurante que tenga una zona o salón privado para que disfrutéis más tranquilamente o incluso en vuestra casa o en un chalet o casa de campo familiar con espacio suficiente para todos los asistentes.
Si vais a celebrarlo en un restaurante, no olvidéis hacer una criba de los que hay disponibles para esa fecha y reservar con antelación.
Y si queréis rememorar vuestra boda, una bonita experiencia sería celebrar el banquete en el mismo salón de bodas de hace 50 años si continúa ofreciendo servicio o probar suerte con el lugar en el que os conocisteis, siempre y cuando sea público y ninguna institución os ponga impedimento para llevar a cabo allí esta actividad.
Hay algo que no puede faltar en ningún aniversario de boda: fiesta, alegría, música y agradables sorpresas.
Comenzar vuestro baile nupcial con la misma canción de auqle entonces será de lo más romántico y os hará volver atrás en el tiempo. No hace falta ni que os gastéis el dinero en contratar a un artista o una orquesta de música. Hoy día hay muchos servicios con los que podéis contar para ambientar la velada por mucho menos precio, como las aplicaciones móviles Spotify, Apple Music o Google Play Music, creando una lista de reproducción con los temas de vuestra vida para que no os preocupéis por ir cambiando de canción cada vez y estéis solo pendientes de disfrutar.
La decoración tampoco se puede obviar: globos, flores, velas o fotos vuestras cogidas con pinzas de madera que recorran toda la estancia con una cuerda. Son detalles con prácticamente coste cero y que ambientan muy bien.
Si es una boda, ¡casaos! Ya estáis casados legalmente, pero también podéis renovar los votos dedicando unas palabras el uno al otro, o dejando que sean vuestros hijos los que se encarguen de ello, incluso oficiando una ceremonia que no tenga validez legal pero sí sentimental y haciendo un intercambio de alianzas.
¡Y qué vivan los novios!
En vez de dar un regalo económico a los recién casados, podéis sorprenderles gratamente si hacéis una recaudación familiar, aportando cada uno la misma cantidad, que tampoco tiene por qué ser excesiva, y utilizar en alguno de los siguientes servicios:
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