Aunque la boda es el gran día para la novia, en el que nada debe hacerle sombra ni a ella ni a su vestido, las invitadas al enlace también pueden lucir palmito, siempre y cuando sigan algunos consejos.
Se trata de normas no escritas que toda invitada a una ceremonia nupcial debería conocer y tomar como referencia para no desentonar ni arruinar el día a los verdaderos protagonistas: los contrayentes.
Si conoces el dress code te será mucho más fácil hacerte con el look perfecto de invitada, sin dejar fuera en absoluto tus gustos o plasmar tu personalidad en lo que llevas puesto.
Hay 4 puntos clave a partir de los cuales gira el protocolo o código de vestimenta de una boda, que vamos a ir desgranando uno por uno:
1) El horario de celebración. Normalmente cuando la ceremonia y el posterior banquete tiene lugar de día, se prefiere ir con vestido corto, mientras que por la noche se impone ir de largo, si bien esto se está flexibilizando en los últimos tiempos.
2) La época del año. Obviamente esto hace referencia también al clima, ya que no es lo mismo el frío invierno de Madrid que el caluroso verano de Sevilla. Aquí impera la lógica, aunque siempre se puede echar mano de los complementos, como un chal o una capa por si la temperatura es inestable o si en algún momento de la ceremonia necesitamos abrigarnos.
3) Campo o ciudad. El lugar del festejo nos ayudará también a escoger el tipo de vestido, los colores e incluso los zapatos. Porque no es lo mismo llevar unos taconazos de aguja por suelo asfaltado que en una superficie de tierra, como el césped, donde a cada paso que damos se nos hunde el tacón.
Pero siempre hay una solución intermedia entre el taconazo y el zapato plano: llevar un calzado con un tacón más ancho, que soportará todos los terrenos.
4) La temática de la boda. En ese caso, las limitaciones son mayores porque debes ceñirte a la propuesta de forma bastante rigurosa. Lo bueno de una boda de este tipo, donde un tema o estilo es el eje sobre el que se debe escoger el vestuario, es que permite muchas combinaciones distintas gracias a los complementos.
Por ejemplo, si es una boda de inspiración ibicenca, se puede dar color al outfit con una corona de flores, pulseras de macramé, unos pendientes largos de cuentas o un mini capazo de palma natural en cuenta de un clutch de tela.
En algunas bodas son los propios novios los que informan con bastante anterioridad, generalmente en la tarjeta de invitación, de si existe o no alguna norma para ir vestido. Si no lo hay, pero tenemos dudas, no hay inconveniente en preguntarles por si hubiera alguna limitación con la que no contábamos y así poder acertar con el look.
Obviamente el color blanco es exclusivo de la novia y nadie más puede llevarlo este día. Ni siquiera el blanco roto y otras tonalidades similares. Sí se puede incorporar tímidamente en alguno de los complementos o en un estampado, pero siempre y cuando sean unas pinceladas y se combine con otros colores.
Las tonalidades anaranjadas, los rojos o los corales son favorecedores y aceptan muy bien la combinación con el negro, los plateados, dorados y tonos nude en accesorios y complementos como pamelas, bolsos, zapatos o cinturones, pero conviene tener cuidado y no irse al límite de los fluorescentes, ni siquiera cuando la boda sea en verano y a plena luz, ya que son demasiado brillantes.
Si te pirran los tonos neón, al menos combina tu vestido con complementos de tonos oscuros como azules, negros o marrones que equilibren el look.
Pues que son tendencia entre las invitadas porque estilizan, alargan visualmente las piernas y sirven perfectamente como fondo de armario para otros muchos eventos.
Los pantalones palazzo, que fueron un icono durante los años 70, han vuelto rejuvenecidos, y es que estos pantalones de camal ancho con unos buenos zapatos stilettos, son una apuesta segura por la elegancia y sofisticación en bodas, bautizos y comuniones, la famosa BBC, en una cena de cóctel o en cualquier otro sarao que se precie.
Sirven para todos los meses y épocas del año: en verano en poliéster y en los meses de invierno, las versiones en modal, terciopelo o con tejidos de composiciones que aporten mayor calidez.
Pueden ir combinados en la parte superior con un top ceñido, una blusa cruzada, un hombro al aire, con volantes, drapeados o plumas, pero siempre por dentro del pantalón, así que mejor si es un mono o body que se ajuste mediante cierre en el bajo con botón presión para que no haga bolsas bajo el pantalón que estropeen la pulcritud del conjunto.
Son fantásticos para crear un total look o para mezclar con otros colores y lograr un contraste fabuloso. Los hay en variedad de colores lisos, todos ellos muy alegres y vitales y también se llevan los de estampados florales, que conjugan bien con una parte superior de un solo color, normalmente blanco o a tono con uno de los colores representados en el estampado.
Menos es más… casi todas las veces.
No hay que empeñarse en recargar un estilo que ya de por sí sobresale sin necesidad de adornos superfluos.
Las bodas son una fiesta, pero no de Halloween, así que modérate con el maquillaje, potenciando tus rasgos, pero sin pasarte.
Los accesorios, al igual que pueden ayudar a que un vestido o peinado soso se transforme en algo especial, también pueden arruinarlo.
En primavera o verano, fuera medias de color negro y aspecto tupido. Si no quieres ir con las piernas al aire, es mejor decidirse por medias de verano, mucho más finas, ligeras y que aportan un toque de color muy natural.
Las enormes pamelas que parecen sombrillas están muy bien para las carreras de Ascot, pero no para una boda, y menos si se celebra por la noche, dónde están totalmente fuera de lugar.
Los sombreros o pamelas, al igual que los zapatos, no se pueden quitar a lo largo del evento, por lo tanto, sopesa bien si estarás cómoda o vas a ir clavándolo al resto de invitados todo el tiempo.
Los collares y pendientes son los accesorios que no debe olvidar ninguna invitada, pero si son de tamaño excesivo, mejor dejarlos en casa. Además, hay algunos vestidos que lucen mejor con un bonito recogido y ningún complemento más, como los de cuello halter. Si no eres una reina o princesa, no alardees de valiosas joyas de herencia familiar.
Con los bolsos, más de lo mismo: la preferencia son los clutch o pequeños bolsitos. Realmente no cabe mucho, pero tampoco es su objetivo. Evita los bolsos cruzados y elige bolsos de mano o bomboneras.
Por último, los zapatos. Si no sabes caminar con tacones o se te hace un mundo recorrer escasos 5 metros con ellos, no los lleves, opta por zapatos planos o por otros de un tacón moderado y a ser posible cuadrado, que te permitan mantener la estabilidad y la comodidad durante toda la ceremonia.
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